viernes, 28 de febrero de 2020

El drama del continuismo… Opinión | febrero 28, 2020 | 6:26 am. Alternative Text Fernando Luis Egaña

El drama del continuismo…

Opinión | febrero 28, 2020 | 6:26 am.
Después de finalizada la muy promocionada gira internacional de Guaidó, sobre todo con el espaldarazo nacional en los Estados Unidos –además de tantos países en América Latina, Europa y otras regiones–, se generó una expectativa de mucha importancia. No era para menos. Por cierto que el propio Guaidó fue más bien prudente en sus declaraciones, pero también enfático en relación a su compromiso radical con el cambio efectivo.
Sin embargo, va pasando el tiempo y todavía la expectativa no termina de fraguar en un sentido positivo. De nuevo se va imponiendo la supuesta agenda de un laberinto electoral bajo el férreo control de la hegemonía roja. Van apareciendo los mismos temas, algunos de los mismos personajes, como por ejemplo, Rodríguez Zapatero; los arreglos de un enésimo diálogo (o tramoya de diálogo) para alcanzar «acuerdos electorales»; vale decir los mismos cuenteros y cuentos de tantos y tantos años. Para decirlo en palabras corrientes: la misma miasma…
Eso colabora para que se mantenga el peor «escenario», o el escenario del continuismo. Maduro y los suyos en el poder, comenzando por los patronos cubanos, y la hegemonía que representan, en lo suyo de siempre: despotizando, depredando y corrompiendo. Llevan más de dos décadas en eso, prometiendo a diestra y siniestra, y destruyendo a diestra y siniestra. El nuestro es un país arrasado, pero lo que en cualquier parte sería insostenible, acá se sostiene. La alquimia, no para producir oro a partir de metales viles, sino para repartir «verdes» a las complicidades viles, no deja de tener su eficacia.
Los que pensaron y sostuvieron que era necesario un cambio de actitud y de dinámica de lucha, luego de la gira de Guaidó, aún estamos esperando que ocurra. Se comprende bien que no es fácil, pero lo que se pide es que no se caiga en más de lo mismo, y eso no es difícil. De pronto se emite un pronunciamiento que alienta, pero le siguen otros que lo desmienten, y se van celebrando reuniones para organizar comités que luego intentarán postular a nuevos o viejos miembros del organismo comicial, para que se terminen realizando unas consultas que no tienen legitimidad democrática. Si esto no es la misma miasma, ¿qué es?
A veces da la impresión de que no se quiere o no se puede entender la realidad que padece Venezuela. Acaso algunos no puedan porque parten de premisas erradas para interpretarla. Acaso algunos no quieran, porque se sienten cómodos con esa realidad, a la cual le sacan provecho material y político. Y la referida realidad no es muy complicada de entender: en Venezuela impera un proyecto de dominación que sólo le importa continuar en el poder, a costa de cualquier perspectiva afirmativa en lo político, económico y social. De eso se trata el drama del continuismo…

viernes, 21 de febrero de 2020

Las sanciones, lamentables e inevitables Opinión | febrero 20, 2020 | 6:30 am. Alternative Text Trino Márquez

Las sanciones, lamentables e inevitables

Opinión | febrero 20, 2020 | 6:30 am.
Las sanciones que los factores de poder internacional –Estados Unidos, la Unión Europea, el Grupo de Lima- están aplicándole al gobierno de Nicolás Maduro no constituyen ninguna victoria de la oposición. En realidad, representan el signo de la decadencia de un régimen que optó por atornillarse al poder, aunque esa obsesión siga causando el aislamiento y la destrucción del país.
No celebro que los norteamericanos hayan sancionado a Pdvsa y, ahora, a Rosneft Trading, mampara utilizada por Maduro para colocar en el mercado internacional el crudo que producido en el país, para de ese modo evadir las sanciones aplicadas por la administración de Donald Trump. Todo esto me parece una tragedia que daña a la nación.
Venezuela pasó, gracias a la ambición desmedida del madurismo –y antes, del chavismo- a ser el tablero en el que se juegan los intereses geopolíticos de los Estados Unidos y Rusia, las dos principales potencias militares del planeta. Reducida la capacidad de compra de los petrodólares y venida a menos la influencia de la dictadura cubana, Maduro optó por aferrarse al cinturón de Putin para sobrevivir en medio del cerco que lo asfixia. El autócrata ruso decidió competir con Trump en el terreno que los norteamericanos han considerado su área de influencia desde el siglo XIX. La osadía de Putin colocó el conflicto en una zona peligrosa: los gringos no permitirán impunemente que Putin expanda su influencia en América Latina, utilizando como punta de lanza a Venezuela, ubicada en una zona clave.
Los Estados Unidos no desean intervenir militarmente a Venezuela. No lo consideran conveniente porque no conseguirán el apoyo de sus principales aliados internacionales: la Unión Europea, Colombia y Brasil. Tampoco están ganados para abrir una línea de confrontación con la mayoría de los gobiernos de la región, que sin duda se opondrían a una intromisión violenta. Sin embargo, no aceptarán que los rusos, los cubanos, los guerrilleros colombianos y grupos extremistas del Medio Oriente sigan desplazándose por el territorio venezolano, como si estuviesen en sus propios hogares. Quienes promovieron la invasión extranjera fueron los chavistas y los maduristas. La incursión cubana, bielorrusa e iraní comenzó hace veintiún años, cuando Hugo Chávez ascendió al poder. Luego, con Nicolás Maduro, esa presencia se ha hecho más avasallante con el arribo de los chinos, los turcos y los rusos.
Estos últimos, con la excusa de asistir y adiestrar a los militares venezolanos en el uso de las armas que el gobierno les compra, se han instalado en Venezuela.
Desde hace dos década el régimen renunció a la soberanía nacional y se entregó en los brazos de países extranjeros. A partir de 2015, cuando Maduro perdió la Asamblea Nacional por mayoría abrumadora y vio cerca su final y el de la era chavista, optó por profundizar sus alianzas estratégicas con esos países, privilegiando la cercanía con Rusia. Su interés de atornillarse a Miraflores coincidió con el proyecto expansionista de Vladimir Putin. Por esta convergencia de intereses objetivos, el nuevo zar de Rusia ha respaldado todas las arbitrariedades cometidas por Maduro. Avaló la ‘institucionalidad’ madurista: el TSJ presidido por Maikel Moreno, creado en diciembre de 2015; la asamblea nacional constituyente, presidida por Diosdado Cabello; las elecciones de mayo de 2018, cuando Maduro fue reelecto, y causa fundamental de la insondable crisis política y económica que vivimos. La anexión a las aspiraciones expansionistas del caudillo ruso y la tutela militar del nuevo imperialismo a Maduro, han sido recompensadas con la solidaridad automática de Putin a todos los atropellos al estado de derecho perpetrados por el régimen venezolano.
La aspiración de Maduro de permanecer en el poder se complementa con el deseo de Putin de convertir a Venezuela en la plataforma de lanzamiento de su proyecto imperial en Latinoamérica. Putin necesita tiempo para que el plan se consolide. El régimen autoritario liderado por Maduro, también. Es ideal: desprecia la alternancia en el poder y las elecciones libres, al igual que su tutor.
Este panorama geopolítico lo ven despejado los países aliados de la democracia venezolana. Por ahora, han desechado la incursión militar. Lo que no han descartado, ni descartarán, son las sanciones contra el gobierno de Maduro. El objetivo luce claro: aislarlo, cercarlo, debilitarlo, hasta obligarlo a ceder en lo único que le exigen: que convoque unas elecciones presidenciales justas y competitivas, con la presencia de supervisores internacionales.
Maduro se refugió en la cápsula que le fabricaron los rusos. Basta que Putin, con su frío pragmatismo, se convenza de que el costo de ese apoyo resulta mucho alto que la ganancia, para que el jefe del Psuv quede guindado de la brocha. En ese momento solo dependerá de la fortaleza que le brinden los militares, quienes en la Venezuela actual piensan más con las manos en los bolsillos, que con las manos en el corazón.
En términos muy comprimidos, este el cuadro actual. Las sanciones resultan lamentables, pero serán inevitables mientras Maduro se niegue a convocar elecciones presidenciales libres.
@trinomarquezc

POR FIN UN PERIODISTA EXTRANJERO CON UNA CLARA APRECIACIÓN SOBRE MUJICA !!!!!!! Marcelo Birmajer


POR FIN UN PERIODISTA EXTRANJERO CON UNA CLARA APRECIACIÓN SOBRE MUJICA !!!!!!!
Marcelo Birmajer

Mi primer problema con Pepe Mujica es que no le entiendo nada cuando habla. Habla con la boca cerrada, como un ventrílocuo, pero sin un muñeco que lo interprete. Arrastra las palabras, como si no quisiera soltarlas, como un jugador de ajedrez que se queda con la ficha en la mano porque teme dejarla en tal o cual casillero y eterniza el movimiento, enervando al contrincante. Me pasa con él como con las películas españolas en la tele, que sólo las entiendo con subtítulos. Pero a Mujica no lo subtitulan, sólo lo aplauden: aunque estoy seguro de que quienes lo aplauden tampoco entienden lo que dice. Lo aplauden porque tiene pinta de pobre, porque tiene un perro con tres patas, porque no tiene la menor relevancia en el mundo; pero en ningún caso por lo que efectivamente está diciendo.

El segundo problema es que Mujica nació a la política como guerrillero en uno de los países más estables y libres de América Latina. Hasta la violenta irrupción en la vida política uruguaya —en los años sesenta del siglo pasado— de los Tupamaros, de los cuales Mujica era un de los líderes, Uruguay era conocido como la Suiza de América Latina. Su democracia era sólida, su vida cotidiana, afable y liberal. La gran preocupación de su poeta revolucionario, Mario Benedetti, era que la gente de clase media se aburría demasiado en la oficina, lo que hoy sería considerado una bendición. Querían sangre, revolución, muerte, en contra de la democracia. Ese es el antecedente político de Pepe Mujica. Los Tupamaros asesinaron a civiles indefensos, secuestraron a diplomáticos de países que jamás perjudicaron al Uruguay, quemaron automóviles de personas inocentes, robaron bancos donde se guardaban los ahorros de honestos trabajadores. El propio Mujica asesinó por la espalda a un policía, en pleno periodo democrático, en 1971, sin que el oficial hubiera hecho otra cosa más que estar de uniforme defendiendo la seguridad de un gobierno libremente elegido por el pueblo. Un crimen de esa naturaleza, atroz e injustificable, no debería ser el lanzamiento de una carrera política sino penitenciaria.

Pero Mujica no sólo atravesó su periodo presidencial, sino que además ahora dicta conferencias. Quizá Mujica pudiera dar conferencias tituladas Mueren (los demás). Ese no es un problema particular del Uruguay sino de toda América Latina, comenzando por la Venezuela que encumbró al golpista y asesinoHugo Chávez como presidente vitalicio y un poco más también (ya que siguió gobernando algunos meses después de muerto). No casualmente, era compadre ideológico de Mujica. A Chávez sí se le entendía todo, lamentablemente, cuando hablaba; a Maduro no se le entiende ni aunque pronuncie a la perfección. Pero Mujica pertenece a esa larga tradición de líderes latinoamericanos que arruinaron democracias medianamente exitosas y las rebajaron al punto de ser ellos mismos elegidos como presidentes. Parafraseando aquella frase de Groucho Marx de que nunca se inscribiría en un club que lo aceptara como socio, podemos decir que Mujica, en su debut político de los sesenta, contribuyó a arruinar al Uruguay hasta el punto que lo eligieran a él como presidente. Bastaría con leer la estupenda memoria de Geoffrey Jackson, "Secuestrado por el pueblo", del embajador británico encerrado en un sucucho, también en 1971, para comprender lo despreciables que eran los Tupamaros de Mujica.

No escarmentado con participar de una organización que secuestraba diplomáticos de países amigos y democráticos, Mujica, ya como presidente, intentó terciar en asuntos internacionales que le resultaban tan ajenos como las propias soluciones que nunca encontró para el Uruguay, como reducir la desigualdad social o elevar el nivel educativo. Mujica ingresó al Uruguay dos grupos de refugiados: expresidiarios de la cárcel de Guantánamo y refugiados sirios. Un somero paneo por los sitios de noticias del Uruguay y del mundo revelan que la mayoría de los refugiados sirios se quieren marchar de ese país: ven su futuro negro, desprecian el lugar que los acogió y, en particular, a su confundido expresidente. Por ponerlo en palabras del prestigioso medio uruguayo El Observador: “Las cinco familias de refugiados sirios que ingresaron a Uruguay  en octubre de 2014, en el marco de un programa de reasentamiento de refugiados, continúan acampando en Plaza Independencia como forma de protesta. Se instalaron con valijas, colchones, mantas y una carpa en la mañana del lunes, para exigir que el gobierno les permita salir del país y ser acogidos como refugiados en otra nación. Sin embargo, el gobierno uruguayo no tiene incidencia en la actitud que otros países adopten frente a personas que piden la categoría de refugiados. Los sirios instalados en Uruguay tampoco tienen medios para pagar sus pasajes hacia otros países”.

De modo que no sólo no mejoró un ápice la suerte de los refugiados, sino que además generó caos y desarreglos entre sus compatriotas; inventó un conflicto de hostilidades identitarias donde hubiera alcanzado con no hacer nada para que el propio Uruguay recuperara por completo la armonía interrumpida décadas atrás por los propios Tupamaros de Mujica. Tanto los refugiados sirios como los expresidiarios de Guantánamo han sido denunciados por golpear a sus parejas. Recientemente, uno de ellos, Omar Abdelhadi Faraj, fue detenido por agredir a su mujer. Algunos exreclusos de Guantánamo a los que Mujica asiló reclaman un triunfo de Al Qaeda en el Uruguay. Con un poco de suerte, quizá refloten a los Tupamaros. Los refugiados sirios también se niegan a llevar al colegio a sus hijos: otros de los éxitos diplomáticos del campechano Pepe Mujica. Cuando uno piensa cuánto mejor hubiera hecho en simplemente no matar a un policía por la espalda, descubre que la gran responsabilidad de un hombre no es mejorar el mundo, sino tan sólo no empeorarlo.

Es cierto que Mujica anda como cualquier otro ciudadano por la calle, pero la mayoría de los presidentes uruguayos hicieron lo mismo, antes y después de que los Tupamaros arruinaran la estabilidad del primer mundo que campeaba en ese pequeño país. No podemos decir lo mismo del resto de los uruguayos: durante la presidencia de Mujica, la inseguridad en Montevideo ascendió a niveles alarmantes, desconocidos para esa ciudad tradicionalmente libre de sobresaltos.

También es cierto que el conflicto por las papeleras involucró en partes iguales, en cuanto a torpeza y chauvinismo, tanto a Mujica como a la señora de Kirchner, dos dechados de incapacidad intelectual y desequilibrio conductual. Pero Mujica llegó tan lejos como para mentar a la Kirchner en los siguientes términos: “Esta vieja es peor que el tuerto”. Afortunadamente, ambos países eran lo suficientemente irrelevantes como para no representar una amenaza el uno contra el otro ni respecto del mundo, pero Dios nos libre si a Mujica le hubiera tocado resolver la Crisis de los Misiles o el Conflicto del Beagle.

Mujica es como esos cuadros impresionistas que nadie entiende pero todos elogian. Su bonhomía y su avanzada edad lo convierten en el jubilado bueno; pero ese es un rol interesante para dar de comer a las palomas, no para presidir un país.



martes, 18 de febrero de 2020

La que se avecina. Canela Fina. Luis María Ansón

La que se avecina. Canela Fina. Luis María Ansón

FIDEL Castro y Lula da Silva pusieron en marcha en 1990 el Foro de Sao Paulo para evitar que la extrema izquierda comunista, tras el fin de la Unión Soviética, se derrumbara en Iberoamérica. Cuba, México, Argentina, Venezuela, Nicaragua son algunos de los países que alientan el Foro, con ramificaciones en España.
Para los años 2019 y 2020, el Foro, al que pertenecen más de cien partidos y agrupaciones, ordenó los siguientes objetivos: someter los poderes legislativo y judicial al ejecutivo; modificar los mandatos constitucionales para manejar el dinero de los presupuestos del Estado; desmitificar la religión, introduciendo elementos que confundan sus principales celebraciones con leyendas y frivolidades; incrementar el manejo de los medios de comunicación; defender a ultranza la relatividad de los valores establecidos; controlar la educación y dedicarla al adoctrinamiento político; introducir en el Ejército a personas afines al partido.
Conforme a lo que establece la agenda del Foro de Sao Paulo, estos son los objetivos para 2021 y 2022: control de las redes sociales; magnificar la «corrupción» de los sectores neoliberales; perseguir a los grandes empresarios para que huyan del país; control total de internet; multiplicar los gastos de la Administración, creando puestos en favor de los miembros de la izquierda comunista; establecer estructuras paralelas para diluir las administraciones públicas hostiles; control de los Bancos, de los cambios y las divisas.
La etapa tercera del Foro de Sao Paulo especifica en su agenda para 2022 y 2023 lo siguiente: expropiaciones masivas de terrenos y empresas otorgando su gestión a los líderes de la extrema izquierda comunista; reparto de las viviendas en favor de los afiliados; reforma de las Constituciones y de las leyes electorales para garantizarse la reelección; colocar en manos del Estado todos los bienes de producción, y, finalmente, sí al trabajo, fuera el capital.
No se trata de especulaciones. Este es el programa escrito de la ultraizquierda comunista para los próximos cuatro años. Los sectores liberales pueden mirar hacia otro lado y pensar que aquí no pasa nada. La España sanchista está ya de hecho en la letra del Foro de Sao Paulo. Y la que se avecina, lo que nos espera, salvo que el liberalismo democrático ponga freno, aparece claramente especificado en el programa del extremismo comunista.
Luis María Anson, de la Real Academia Española.
El Mundo. 12/02/2020

El héroe - Carlos Raúl Hernandez

El héroe

...si Ud. revisa la lista verá que muchos de los protagonistas de entonces, a esta hora, perpetran sistemáticos detrimentos y son responsables de errores suicidas de las fuerzas democráticas
   
  • CARLOS RAÚL HERNÁNDEZ
09/02/2020 05:00 am
Al arrestarlo la inquisición, Galileo se retracta de que la tierra se movía. Su ayudante, airado ante lo que interpretó cobardía, le enrostra: “desgraciados los países que no tienen héroes… No -respondió el sabio- desgraciados los países que necesitan héroes”. Bertold Brecht puso en boca de ambos este diálogo desgarrado. Durante la etapa bárbara y gran parte de la civilizada, la cultura giraba alrededor del heroísmo de caudillos guerreros que gobernaban cubiertos de cicatrices.

Del pellejo cuarteado y cosido emanaba el derecho de gobernar a los demás. Con el triunfo de la política en sentido moderno, Aquiles, Alejandro, Carlo Magno y Napoleón cedieron el paso a Jaurés, Churchill, Roosevelt, Betancourt, Togliatti, Adenauer, De Gasperi, que enfrentaron la oscuridad y la violencia y salvaron la cultura, pero las erupciones autoritarias hicieron que en ciertos momentos los líderes civiles tuvieran que tornarse en aquellos.

El 4F de 1992 se abrió la tierra de los cementerios y regurgitó una legión de espectros amenazantes que querían arrastrar el país a sus tumbas. Pero un héroe, Carlos Andrés Pérez, al frente de las FF.AA hizo el exorcismo y los regresó al lugar de origen. Lejos de reconocer su arrojo, el coraje personal que lo llevó, junto a Blanca de Pérez, a jugarse la vida por defender la democracia, élites que lo odiaban precisamente por sus virtudes, pasaron a la conspiración civil.

Grupos empresariales, comunicacionales, sindicales, eclesiásticos, torcieron el destino del país y los suyos propios, celebraban la ordalía, y se probaban trajes nuevos para la juramentación. Los partidos acobardados por el rugido del atraso, destituyeron a Pérez en una degradante sesión del Congreso, hicieron el juego a una manga de bribones con el nombre de Corte Suprema de Justicia, convertidos en tinterillos de los deseos de los golpistas.

Doctora Corte de los Milagros
Caldera en el Senado defendió las razones de éstos y lo mismo hizo Uslar en un panfleto, Estado y golpe, que misteriosamente hoy no es posible conseguir. En consecuencia, el mismo Caldera, ya Presidente, libera a los insurrectos y los emplea en la administración pública. Pretende tranquilizar la fiera arrojándole carne y sangre frescas, y más bien la cebó. Pero su obra magna, por la que será recordado, es dar sobreseimiento, declarar sin delito al cabecilla que así se convertía en Robin Hood ante la opinión pública.

Si sencillamente lo hubiera indultado, habría salido en libertad, pero sin derechos políticos. Nunca hubiera sido candidato presidencial y otra sería la historia. Pero el designio era diferente: menoscabar a Eduardo Fernández quien tiene un laurel de oro en la memoria de quienes conocen su valor cívico el 4F. Un grupo de ciudadanos presenta recurso para inhabilitar como candidato a las elecciones presidenciales de 1998 a quien había dirigido el levantamiento armado.

Y la misma Corte de los Milagros lo declara sin lugar. Ya candidato disfruta de apoyo incondicional de dueños y gerentes de importantes televisoras, cadenas de radio y periódicos, (algunas no lo apoyan de forma abierta sino le hacen el trabajo de atacar al “puntofijismo”), le facilitan aviones, automóviles, dinero, residencias y damas de compañía. Los intelectuales le escriben teatro, sonetos, telenovelas (Por estas calles, proclamas, endechas y hasta poemas de amor).

Como sabemos triunfa como río crecido, pero necesita el poder total, por lo que levanta el arma mortífera. Quiere convocar una figura contra constitucional, espúrea y violatoria de los derechos fundamentales, una irracionalidad que consiste en conceder el poder total, supra constitucional, por encima de la Ley, la llamada constituyente, a ciento sesenta diputados, para quebrar el espinazo a los demás poderes.

Supra constitucional será tu…
¿Y para qué están los amigos? ¿Para qué está la Corte de los milagros sino para satisfacerle los íntimos deseos? Al concederle el derecho de gobernar arbitrariamente con la “constituyente supra constitucional” (algún pensador declaró que “por encima de nosotros solo están Dios y el Pueblo”), se inicia la ofensiva totalitaria que arrasa los ingenuos y “vivos” que lo apoyaron, y estremece el llanto de los desengañados. Pérez, el héroe que hubiera preferido otra muerte, vaticinó lo que hoy pasa.

Para caracterizar los ingenuos y vividores, es alarmante que si Ud. revisa la lista verá que muchos de los protagonistas de entonces, hoy a esta hora que Ud. lee, perpetran sistemáticos detrimentos y son responsables de errores suicidas de las fuerzas democráticas en estos treinta años y contando. Apelaré a un gran amigo poeta, quien vivió algo similar, la pérdida de su país por la igual ineptitud de las élites y en quien suelo refugiarme a menudo. Tampoco allá pudieron ver lo que tenían en sus narices.

“…vi personas que caminaban y lloraban en silencio con paso lento. Estaba cada uno retorcido de modo extraño con la cara volteada hacia la espalda y tenían que caminar hacia atrás, por haber perdido la capacidad de mirar hacia adelante… Ahora bien lector, que Dios te permita sacar fruto de esta lectura. Considera si mis ojos podían permanecer secos cuando vi de cerca figuras humanas tan torcidas, que las lágrimas les corrían entre las nalgas”. Dante (Infierno, Canto XX).

@CarlosRaulHer