lunes, 30 de agosto de 2021

Errores que salen caros: hasta 3,6 millones de euros por una negligencia profesional

 

Errores que salen caros: hasta 3,6 millones de euros por una negligencia profesional

La pérdida de oportunidad procesal es motivo habitual de indemnización al cliente

Errores que salen caros: hasta 3,6 millones de euros por una negligencia profesional
GETTY IMAGES

Los abogados tienen un deber de máxima diligencia con su cliente, que consiste en realizar las labores encomendadas con total rigor y profesionalidad. De no cumplir con ello, las consecuencias económicas pueden ser muy elevadas, tanto para el propio letrado como para las compañías que aseguran su responsabilidad civil.

Una de las mayores indemnizaciones conocidas hasta la fecha se impuso en 2019, por no avisar al cliente del plazo para recurrir un fallo. La Audiencia Provincial de Madrid condenó al abogado, junto con su aseguradora, a pagar un total de 3.658.980 euros más intereses, por ser responsable del perjuicio económico que supuso para su defendida no haber podido recurrir a tiempo una sentencia desfavorable que, según el tribunal, seguramente habría ganado (acceda aquí a la sentencia).

El letrado había sido contratado por una asociación de afectados por la expropiación de sus terrenos en el distrito de Tetuán (Madrid) para recurrir la tasación fijada por la Administración. Tras obtener dos sentencias desestimatorias, el abogado les aconsejó no continuar con el pleito porque pensó que acudir en casación ante el Tribunal Supremo era muy arriesgado.

Pérdida de oportunidad

La pérdida de oportunidad procesal también fue el detonante de la indemnización de 12.000 euros con la que se sancionó a un abogado que no avisó a su cliente de la fecha de la vista en el que se revisaría el importe de la pensión compensatoria que le pasaba su exmarido. Al no presentarse, la mujer, a la que asistía dicho letrado, no pudo defender su postura y se dieron por ciertos los hechos alegados por la otra parte (acceda aquí a la sentencia).

Hasta el Tribunal Supremo llegó el caso de una letrada que no hizo lo suficiente para evitar que la reclamación que su representada le había encargado expirara, tras recalar en un juzgado que no tenía competencia para resolver el asunto. El alto tribunal reprochó a la abogada “la más elemental falta de diligencia” por su pasividad cuando fue informada de la equivocación del decanato, que trasladó la demanda a un juzgado de primera instancia en vez de a uno de familia, que era el competente. La letrada fue condenada a pagar a su excliente 30.578,86 euros más intereses (acceda aquí a la sentencia).

La presión del cliente

En el lado opuesto, la insistencia en un caso imposible de ganar también puede ser causa de negligencia. Así lo determinó, la Audiencia Provincial de Badajoz cuando condenó a un abogado a indemnizar con 28.972 euros a su representado por no advertirle del evidente riesgo de fracaso del asunto. Aunque el letrado se excusó en que era su cliente quien le empujaba a seguir con el caso, el tribunal consideró que había vulnerado el estándar de calidad exigible a los servicios profesionales en el ámbito jurídico, al interponer hasta en cuatro ocasiones una demanda exigiendo el pago de una deuda que nunca se produjo (acceda aquí a la sentencia).

Tampoco las prisas del cliente justificaron la mala praxis del abogado en un caso que resolvió la Audiencia Provincial de Valladolid en 2017, fijando una indemnización de 147.605,36 euros. Según, expresó el tribunal la actuación incompetente del letrado, incumpliendo los plazos establecidos en la ley, motivó que el empresario tuviera que hacer frente a la readmisión de los trabajadores afectados por el expediente de regulación de empleo (ERE) posteriormente anulado por defectos en la tramitación (acceda aquí a la sentencia).

Sin embargo, hay casos en los que no hacer caso de las indicaciones del cliente también puede provocar una negligencia profesional. La Audiencia Provincial de Girona condenó hace unos meses a un abogado a pagar 5.000 euros a su cliente por no declarar un concurso de acreedores a tiempo cuando éste se lo ordenó. El empresario tuvo que responder ante los acreedores con el dinero de su propio bolsillo por no declararse insolvente a tiempo. Eso sí, el tribunal manifestó sus dudas respecto a que la dejadez del letrado fuese la única causa del daño patrimonial, por lo que rebajó la compensación de 36.000 euros a 5.000 (acceda aquí a la sentencia).

RECLAMACIONES DE CLIENTES QUE NO PROSPERARON

  • Hizo lo que su cliente le dijo. En una reciente sentencia, la Audiencia Provincial de Zaragoza rechazó condenar al abogado al que sus clientes acusaron de tomar una decisión errónea que les costó 12.000 euros (texto de la sentencia aquí). El tribunal negó que el letrado fuese negligente y que los reclamantes estuvieran “mal informados”, ya que la estrategia fue revisada por uno de los afectados, un jurista experto.
  • Fracaso de la vía legal elegida. Otro caso fue el de una comunidad de propietarios que reclamaba daños y perjuicios a su abogado por el fracaso de la vía legal elegida. El Tribunal Supremo señaló que, el hecho de que la excepción de inadecuación del procedimiento prosperara no implicaba, por sí solo, la existencia de responsabilidad para el abogado, especialmente si existían dudas objetivas sobre el valor de los terrenos (texto de la sentencia aquí).
  • Inadmisión de un recurso de casación. Lograr la admisión de un recurso de casación es una de las actuaciones profesionales que presenta más dificultad en la práctica procesal, es lo que manifestó el Tribunal Supremo a raíz de un caso en el que los clientes culpaban a su abogada de haber cometido un error procesal al redactar el escrito de preparación del recurso de casación (texto de la sentencia aquí).

jueves, 26 de agosto de 2021

Comirnaty: ¿Por qué se llamará así la vacuna de Pfizer contra el coronavirus?

 

Comirnaty: ¿Por qué se llamará así la vacuna de Pfizer contra el coronavirus?

La Agencia de Medicamentos de Estados Unidos (FDA) la aprobó en forma total y se convirtió en la primera vacuna para prevenir el COVID-19 que dejó de tener la autorización sólo para uso de emergencia

https://www.infobae.com/america/tendencias-america/2021/08/25/comirnaty-por-que-se-llamara-asi-la-vacuna-de-pfizer-contra-el-coronavirus/
Comirnaty es el nombre comercial de la vacuna Pfizer-BioNTech
Comirnaty es el nombre comercial de la vacuna Pfizer-BioNTech

Ayer fue un día muy esperado por millones de personas que recibieron la vacuna contra COVID-19 y millones más que todavía dudan de aplicársela porque no estaba totalmente aprobada por las entidades regulatorias sanitarias.

Es que Estados Unidos otorgó aprobación total a la vacuna anticovid de Pfizer/BioNTech para mayores de 16 años, anunció la autoridad reguladora, una medida que se espera refuerce la estrategia de vacunación contra el coronavirus en el país. Así, la Agencia de Medicamentos de Estados Unidos (FDA) señaló en un comunicado que “aprobó la primera vacuna contra COVID-19” en el país.

“Aunque millones de personas ya han recibido con seguridad la vacuna contra el COVID-19, reconocemos que, para algunos, la aprobación de la vacuna por parte de la FDA puede infundir una confianza adicional para vacunarse”, dijo la comisaria interina de la FDA, Janet Woodcock. La vacuna anticovid, que ahora podrá comercializarse bajo la marca Comirnaty, es la primera en recibir la aprobación completa.

Estados Unidos otorgó aprobación total a la vacuna anticovid de Pfizer/BioNTech para mayores de 16 años
Estados Unidos otorgó aprobación total a la vacuna anticovid de Pfizer/BioNTech para mayores de 16 años

¿Pero por qué se llama Comirnaty? Ese es el nombre comercial de la vacuna Pfizer-BioNTech. Se pronuncia en inglés “co-MER-na-tee”, explicó Scott Piergrossi, presidente de creatividad del Brand Institute, que creó el nombre. Según el especialista, “representa una combinación de los términos COVID-19, ARNm, comunidad e inmunidad”. Analicemos eso:

co = COVID-19 (que a su vez significa Enfermedad de COronaVIrus 2019, el año en que se descubrió)

mirna = ARNm, los fragmentos de código genético que le dicen a las células que construyan proteínas. En este caso, las proteínas de la proteína de pico COVID-19

ty = alguna combinación de comunidad e inmunidad.

Una mujer recibe la primera dosis de la vacuna Pfizer contra la covid-19  EFE/Bienvenido Velasco/Archivo
Una mujer recibe la primera dosis de la vacuna Pfizer contra la covid-19 EFE/Bienvenido Velasco/Archivo

“Eso es lo que me encanta de Comirnaty, toca muchos de los puntos clave que estábamos tratando de transmitir”, dijo Piergrossi, que recordó que el nombre genérico del medicamento es tozinameran y que le primer nombre de la vacuna en etapa experimental fue BNT162b2, algo más difícil de pronunciar y recordar.

Como todos los nombres genéricos farmacéuticos supervisados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), Comirnaty, tuvo que elaborarse de acuerdo con estrictas reglas de nomenclatura. Los nombres genéricos de medicamentos o vacunas se dividen en dos partes. La primera parte es algo que la compañía farmacéutica llega a inventar, en este caso “tozina”. “Tiene que ser un ‘lienzo en blanco. La OMS solicita que el prefijo no tenga sentido. No puede ser una herramienta de marketing”, agregó Piergrossi. El sufijo “meran” se usa para las vacunas de ARNm, al igual que “caine” es el sufijo para los anestésicos locales y “ast” es para los medicamentos contra el asma.

El Brand Institute comenzó a trabajar en los nombres de la vacuna en abril de 2020, cuando su oficina alemana se puso en contacto con BioNTech, que tiene su sede allí. “La creación de nombres farmacéuticos implica mucho dinero y búsquedas en bases de datos. Estamos luchando contra cientos de miles de nombres existentes, y cualquier nombre de marca nuevo tiene que ser diferente de todo lo demás en esas bases de datos”, precisó Piergrossi.

Hay muchas consideraciones, incluida la detección de similitudes de nombres, propiedad intelectual y disponibilidad de dominios de Internet. Cuando se crea una lista de finalistas, se realiza una revisión cultural. “Hacemos una evaluación lingüística en más de 40 idiomas para asegurarnos de que no haya nada ofensivo o engañoso. Es una verificación para asegurarse de que no va a tener situaciones embarazosas”, completó.

La vacuna Moderna está programada para ser Spikevax (EFE/ Bienvenido Velasco/Archivo)
La vacuna Moderna está programada para ser Spikevax (EFE/ Bienvenido Velasco/Archivo)

Comirnaty se anunció en diciembre cuando la Comisión Europea emitió una autorización de comercialización condicional para la vacuna, pero la FDA no permite el uso de nombres comerciales para medicamentos hasta que estén completamente aprobados.

Hay más vacunas COVID-19 en proceso regulatorio, por lo que vendrán más nombres de trabalenguas. La marca de la vacuna Moderna está programada para ser Spikevax, según Piergrossi. La vacuna AstraZeneca es Vaxzervia. “Hay una cierta naturaleza caprichosa en los nombres farmacéuticos”, concluyó Piergrossi

viernes, 20 de agosto de 2021

Pinchos morunos y cerveza. - Arturo Perez-Reverte

 

Pinchos morunos y cerveza


A la sombra de la antigua muralla de Melilla, mi interlocutor -treinta años de cómplice amistad- se recuesta en la silla y sonríe, amargo. «No se dan cuenta, esos idiotas -dice-. Es una guerra, y estamos metidos en ella. Es la tercera guerra mundial, y no se dan cuenta». Mi amigo sabe de qué habla, pues desde hace mucho es soldado en esa guerra. Soldado anónimo, sin uniforme. De los que a menudo tuvieron que dormir con una pistola debajo de la almohada. «Es una guerra -insiste metiendo el bigote en la espuma de la cerveza-. Y la estamos perdiendo por nuestra estupidez. Sonriendo al enemigo».

Mientras escucho, pienso en el enemigo. Y no necesito forzar la imaginación, pues durante parte de mi vida habité ese territorio. Costumbres, métodos, manera de ejercer la violencia. Todo me es familiar. Todo se repite, como se repite la Historia desde los tiempos de los turcos, Constantinopla y las Cruzadas. Incluso desde las Termópilas. Como se repitió en aquel Irán, donde los incautos de allí y los imbéciles de aquí aplaudían la caída del Sha y la llegada del libertador Jomeini y sus ayatollás. Como se repitió en el babeo indiscriminado ante las diversas primaveras árabes, que al final -sorpresa para los idiotas profesionales- resultaron ser preludios de muy negros inviernos. Inviernos que son de esperar, por otra parte, cuando las palabras libertad y democracia, conceptos occidentales que nuestra ignorancia nos hace creer exportables en frío, por las buenas, fiadas a la bondad del corazón humano, acaban siendo administradas por curas, imanes, sacerdotes o como queramos llamarlos, fanáticos con turbante o sin él, que tarde o temprano hacen verdad de nuevo, entre sus también fanáticos feligreses, lo que escribió el barón Holbach en el siglo XVIII: «Cuando los hombres creen no temer más que a su dios, no se detienen en general ante nada».

Porque es la Yihad, idiotas. Es la guerra santa. Lo sabe mi amigo en Melilla, lo sé yo en mi pequeña parcela de experiencia personal, lo sabe el que haya estado allí. Lo sabe quien haya leído Historia, o sea capaz de encarar los periódicos y la tele con lucidez. Lo sabe quien busque en Internet los miles de vídeos y fotografías de ejecuciones, de cabezas cortadas, de críos mostrando sonrientes a los degollados por sus padres, de mujeres y niños violados por infieles al Islam, de adúlteras lapidadas -cómo callan en eso las ultrafeministas, tan sensibles para otras chorradas-, de criminales cortando cuellos en vivo mientras gritan «Alá Ajbar» y docenas de espectadores lo graban con sus putos teléfonos móviles. Lo sabe quien lea las pancartas que un niño musulmán -no en Iraq, sino en Australia- exhibe con el texto: «Degollad a quien insulte al Profeta». Lo sabe quien vea la pancarta exhibida por un joven estudiante musulmán -no en Damasco, sino en Londres- donde advierte: «Usaremos vuestra democracia para destruir vuestra democracia».

A Occidente, a Europa, le costó siglos de sufrimiento alcanzar la libertad de la que hoy goza. Poder ser adúltera sin que te lapiden, o blasfemar sin que te quemen o que te cuelguen de una grúa. Ponerte falda corta sin que te llamen puta. Gozamos las ventajas de esa lucha, ganada tras muchos combates contra nuestros propios fanatismos, en la que demasiada gente buena perdió la vida: combates que Occidente libró cuando era joven y aún tenía fe. Pero ahora los jóvenes son otros: el niño de la pancarta, el cortador de cabezas, el fanático dispuesto a llevarse por delante a treinta infieles e ir al Paraíso. En términos históricos, ellos son los nuevos bárbaros. Europa, donde nació la libertad, es vieja, demagoga y cobarde; mientras que el Islam radical es joven, valiente, y tiene hambre, desesperación, y los cojones, ellos y ellas, muy puestos en su sitio. Dar mala imagen en Youtube les importa un rábano: al contrario, es otra arma en su guerra. Trabajan con su dios en una mano y el terror en la otra, para su propia clientela. Para un Islam que podría ser pacífico y liberal, que a menudo lo desea, pero que nunca puede lograrlo del todo, atrapado en sus propias contradicciones socioteológicas. Creer que eso se soluciona negociando o mirando a otra parte, es mucho más que una inmensa gilipollez. Es un suicidio. Vean Internet, insisto, y díganme qué diablos vamos a negociar. Y con quién. Es una guerra, y no hay otra que afrontarla. Asumirla sin complejos. Porque el frente de combate no está sólo allí, al otro lado del televisor, sino también aquí. En el corazón mismo de Roma. Porque -creo que lo escribí hace tiempo, aunque igual no fui yo- es contradictorio, peligroso, y hasta imposible, disfrutar de las ventajas de ser romano y al mismo tiempo aplaudir a los bárbaros.

jueves, 19 de agosto de 2021

Messi como inversión: el lapidario análisis de un experto de Wall Street sobre la desastrosa estrategia financiera que siguió el Barcelona

 

Messi como inversión: el lapidario análisis de un experto de Wall Street sobre la desastrosa estrategia financiera que siguió el Barcelona

Michael Moritz, socio de Sequoia Capital, un fondo que invirtió en la etapa inicial de Apple, Google, Cisco y Oracle, dice que el manejo del club catalán debería ser caso de estudio del Harvard Business Review de cómo no hacer las cosas

La estrategia del FC Barcelona fue ruinosa por no haber tratado a Lionel Messi como un activo. EFE/Andreu Dalmau /Archivo
La estrategia del FC Barcelona fue ruinosa por no haber tratado a Lionel Messi como un activo. EFE/Andreu Dalmau /Archivo

Barcelona terminó regalando a Messi después de haberle pagado más de 500 millones de euros entre 2017 y 2021, lo que generó a su vez excesivas demandas salariales de los demás jugadores del plantel que hoy tienen al club ahogado en deuda, por no haberlo tratado como un “activo”, escribió un experto en inversiones.

Michael Moritz, socio de Sequoia Capital, un fondo de inversión con casi 50 años de trayectoria, que participó, entre otras operaciones, en el desarrollo de empresas como Cisco, Oracle, Apple y Google (de hecho, financió parte de la compra de YouTube) dice que, aunque a los fanáticos del fútbol no les guste escucharlo, para un club sus jugadores son “activos” y por lo tanto deben ser tratados como tales y vendidos antes de su etapa declinante, cuando ya dieron los mejores rendimientos.

El Manchester United, ejemplifica un artículo publicado por Financial Times, vendió a David Beckman al Real Madrid en 2003 en USD 34 millones, equivalentes a más de USD 100 millones en el actual “mercado futbolístico”, cuando tenía 28 años y ya había dado sus mejores años al club inglés.

“El manejo que el Barcelona hizo de Messi debería ser caso de estudio del Harvard Business Review acerca de cómo no administrar un activo de altísimo valor”

En cambio, dice Moritz, el manejo que el Barcelona hizo de Messi debería ser caso de estudio del Harvard Business Review acerca de cómo no administrar un activo de altísimo valor. “En vez de venderlo, el club siguió pagándole cada vez más hasta que no tuvieron más opción que sacarlo de sus cuentas”. El club olvidó, señala, que los cementerios están llenos de gente indispensable.

Aunque Moritz reconoce que Messi es uno de los mejores futbolistas de todos los tiempos, leal al Club desde los 13 años, el más grande goleador de la historia de la Liga española, seis veces ganadores del Balón de Oro, tan representativo de Barcelona como Antoni Gaudí o el barrio Gótico, dice que el club catalán no debió aferrarse al pasado, sino pensar en el futuro. En vez de sacarle unas gotas más de jugo a Messi, debió haberlo vendido hace un par de años e invertir ese dinero en “activos” con más futuro que pasado.

Pero hizo lo contrario: le pagó al astro argentino cada vez más, lo cual gatilló demandas salariales más altas del resto de los jugadores del club –a las que accedió- lo que sumado a una serie de muy malas compras terminó hundiéndolo en deuda. Moritz no culpa a Messi o a su padre, que actuaron racionalmente, “respondiendo a las condiciones del mercado”. Los verdaderos culpables, dice, fueron los dirigentes, que accedieron a sus demandas.

“En vez de venderlo, el club siguió pagándole cada vez más hasta que no tuvieron más opción que sacarlo de sus cuentas” (Moritz)

Según el experto, Barcelona cometió un “hara-kiri de inversión”, pagándole cada vez más hasta tener que dejarlo ir, gratis. Ningún inversor, recuerda, está obligado a “comprar” un activo. Una alternativa, muy ajena a la cultura futbolística tradicional, hubiera sido haber hecho participar a Messi de la incertidumbre sobre su futuro valor.

Si los datos que se han difundido son ciertos, precisa, el club catalán le pagó unos 555 millones de euros entre 2017 y 2021. He ahí algo que choca a un inversor o a la cultura corporativa del mundo de los negocios: cómo los clubes pagan tanto salario cash (más ciertos premios por títulos ganados). Si en cambio Barcelona le hubiera dado a Messi participación en el valor del Club, ambos hubieran ganado.

Claro que para eso los dirigentes del fútbol deberían manejarse menos como dueños de una fábrica textil del siglo XIX y más como un inversor moderno y hacer que los futbolistas acepten la incertidumbre sobre su valor futuro. Si Barcelona le hubiera pagado a Messi 50% en cash y 50% en participaciones en el Club, ambos estarían mejor, dice Moritz, quien recuerda que en 2001 dos años antes del arribo de Messi, los ingresos anuales del club eran de USD 123 millones, contra más de USD 1.000 millones antes del inicio de la pandemia. Y cuando Messi debutó, en 2004, el valor del Club era de unos USD 400 millones, contra los USD 4.800 millones actuales.

Por eso, concluye Moritz, si a Messi le hubieran dado acciones u opciones del Barcelona por cerca del 10%, tendría cerca de USD 500 millones actualmente, y el club no estaría regando dinero para pagar el cementerio de deudas que creó.