martes, 25 de septiembre de 2018

Análisis ND: La gravísima solicitud de Trump y la respuesta del Gobierno

Análisis ND: La gravísima solicitud de Trump y la respuesta del Gobierno

25 septiembre, 2018
Pedro García Otero / 25 sep 2018.- Ante lo que promete ser una “semana negra” en las relaciones internacionales, el Gobierno de Nicolás Maduro hará, hacia el exterior, lo que hace en la política interna: Defenderse atacando.
La estrategia, que comenzó el domingo con las declaraciones de Jorge Rodríguez (prácticamente acusando a Colombia, Chile y México de estar detrás del supuesto atentado contra el mandatario, el 4 de agosto), promete convertirse en un auténtico show durante la Asamblea General de la ONU, que comienza hoy, aunque al espectáculo no acudirá, previsiblemente, el presidente, que ya ha encargado en Jorge Arreaza la representación venezolana, y probablemente, en Delcy Rodríguez, otra funcionaria “de choque” curtida en el estilo diplomático cubano que ha copiado (hasta en el acento) como canciller primero, y ahora como vicepresidenta, la hermana del ministro de Comunicación.
La propuesta es sencilla: si el gobierno venezolano es acusado de narcotráfico, el Gobierno colombiano es más narcotraficante, según se desprende de los comunicados de la Cancillería del propio domingo y de ayer; si los Gobiernos de Colombia, Chile y México se desmarcan de las acusaciones de magnicidio, el régimen venezolano responde que eso los incrimina más; si Colombia acude a la ONU a pedir fondos para atender a los migrantes venezolanos, Arreaza irá a la misma reunión, a pedir que los fondos se los den a su gobierno para repatriarlos.
Una repetición de lo que sucede en el ámbito interno, donde el madurismo ignora los problemas hasta que le estallan en la cara, y cuando esto sucede, acusa de provocarlos (los problemas) a aquellos que advirtieron lo que iba a suceder, e incluso les resulta “sospechoso” que las voces de alarma se prendieran con anterioridad, porque “¿cómo sabían ellos que eso iba a suceder?”; como si 10 mil años de civilización no hubieran dotado a la raza humana de una notable capacidad y herramientas de predicción. Rodríguez (Jorge) es un experto en el uso de ese argumento, y también Diosdado Cabello.
Los aliviaderos
Pero a pesar de lo grave de su situación internacional, el Gobierno de Maduro ha venido anotándose algunos triunfos parciales recientemente, aunque casi todos obedecen a externalidades, cosas que no controla. El primero de ellos es el cambio de Gobierno en España, que le ha eliminado un enemigo frontal, y se lo ha sustituido por esta cosa plasmática (ni sólida, ni líquida, ni gaseosa) que representa la diplomacia de Josep Borrell y Pedro Sánchez.
La condena al Gobierno venezolano en la ONU es tan amplia que las diferencias de la misma son solo de matiz
Otro triunfo parcial es la posición del vicecanciller uruguayo, Ariel Bergamino, diciendo que su Gobierno no puede “ni afirmar ni descartar” que en Venezuela se produzcan crímenes de lesa humanidad; y más allá, tras la contundente respuesta de México a la diatriba dominical del vicepresidente de Comunicación, Miraflores espera como agua de mayo los dos meses que faltan para la llegada al poder de Andrés Manuel López Obrador, quien garantiza, como mínimo, “no injerencia” en un país tan importante en todos los sentidos como México.
El que un diplomático tan avezado como Luis Almagro no haya descartado una intervención, y con ello, haya comprometido la posibilidad de un segundo mandato al frente de la OEA, también puede considerarse un triunfo inesperado (pero no por ello menos explotado) del Gobierno de Maduro.
Cambio súbito de panorama
Sin embargo, la Asamblea General de la ONU ha comenzado con un ruido de tambores más allá de lo esperado, incluyendo la frase de Donald Trump, presidente de EEUU, sobre la “tragedia humana” que vive Venezuela, y las sanciones a Cilia Flores, primera dama, a Maduro y a Diosdado Cabello.
Por su enorme impacto mediático, las palabras de Trump resonarán en el mundo entero, igual que la denuncia que interpondrán cinco países ante la Corte Penal Internacional.
Pero más allá, Trump le acaba de pedir a la ONU, prácticamente, una autorización para intervenir cuando pide “ayuda a la ONU para restaurar la democracia en Venezuela”. No es una demanda menor, más allá de que, con toda seguridad, Rusia y China ejercerán su derecho a veto en el Consejo de Seguridad, y el Gobierno conseguirá aliados que repudien esta declaración.
¿Para qué pide ayuda a la ONU? ¿Por qué el multilateralismo? ¿Habrá quien se anote en esto? Son preguntas que debe estar haciéndose en serio la cancillería venezolana. Porque frente al incremento de la presión internacional, las posibles estrategias del chavismo son solo propagandísticas; como el propio Borrell ha señalado, de ningún país democrático escapan millones de personas porque no ven alternativa. Solo de las dictaduras.
El país está tan aislado que, el domingo, el almirante Remigio Ceballos Ichaso, jefe del Ceofanb, afirmaba que “es mentira que Venezuela esté aislada” y ponía como referencias de esa “falacia” a China, Rusia, Irán, Bielorrusia y Kazajstán; cinco países entre 200, y además, todos de tesitura no democrática, por lo cual, como dicen los abogados, res ipsa loquitur, la cosa se explica en sí misma. Y más allá de estos países de la órbita de los chicos malos del vecindario, ni siquiera un tipo tan a la izquierda como López Obrador se pondrá, de entrada, de lado de Maduro.
Las diferencias en condena al régimen venezolano, a nivel mundial, son solo de matiz, no de fondo. Cada vez más, la situación venezolana es un caso de seguridad internacional, como señalaba hace unas semanas Samuel Moncada, embajador venezolano en la OEA, para denunciar la estrategia.
Lo que teme el Gobierno es que en estas diferencias de matiz, termine colándose como aceptable la opción más radical, y no la más moderada. Porque en el fondo, sabe el madurismo que cada vez es más indefendible, que las opciones financieras se agotan (más allá del discurso, lo único que se obtuvo de China fue un préstamo para que el Gobierno le pague lo que le debe, es decir, en la práctica, un refinanciamiento), y que la diáspora seguirá.
La palabra “intervención” se usa cada vez más frecuentemente, y cada vez con mayor desparpajo, en los discursos.
Es muy preocupante.

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