El régimen de Nicolás Maduro emergió como el gran ganador del diálogo con la oposición, al poder sortear el costo político de bloquear el referendo revocatorio sin tener que conceder mucho a sus adversarios, quienes ahora enfrentan críticas de que dejaron perder una oportunidad de oro para salir del chavismo.
“La oposición perdió confianza y generó desconfianza entre sus huestes, y demostró no estar en capacidad de ofrecer una respuesta cónsona con las expectativas de que en un momento había levantado”, manifestó desde Caracas el ex diputado Nelson Chitty La Roche.
La oposición sacó muy poco del proceso de diálogo sostenido bajo auspicio del Vaticano, más allá de la selectiva liberación de un puñado de presos políticos.
El gobierno, en cambio, obtuvo casi todo lo que quería pese a haber entrado en este capítulo en una situación de gran desventaja, incluyendo desactivar la presión generada sobre el chavismo por la decisión de suspender el referendo para revocar el mandato de Maduro.
También logró dejar de lado los preparativos para emprender una jornada de masivas manifestaciones en el país y los planes de la Asamblea Nacional de destituir a Maduro.
“Todo eso quedó interrumpido”, agregó Chitty La Roche.
Oswaldo Ramírez, presidente de la firma ORC Consultores, afirma que la más importante conclusión de todo este proceso es que “Maduro logró terminar el año 2016 en el cargo”.
“Todo ese tema alrededor de la salida a través del referendo revocatorio, y luego de que el diálogo iba a provocar su salida, se vino abajo”, manifestó Ramírez desde Caracas. “Maduro, aquí, se anotó varios puntos a su favor en este juego”.
Acusando al régimen de incumplir lo pactado, la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) anunció el miércoles que decidió congelar las conversaciones iniciadas el 30 de octubre con el acompañamiento del Vaticano y la Unasur, que aún intentan salvar el proceso.
Pero incluso el propio Vaticano está mostrando dudas de que el proceso logre alcanzar un buen desenlace, dada la intransigencia que está mostrando el régimen en la mesa de negociaciones.
En una carta privada dirigida a Maduro, el Vaticano expresó su preocupación “por lo poco alentador” que han sido los resultados del diálogo, y le pidió que cumpla con el compromiso de fijar un calendario electoral para una salida a la crisis.
En la misiva firmada por Pietro Parolin, secretario de Estado de su Santidad, el Vaticano insistió en que las partes deben acordar “un calendario electoral que permita a los venezolanos decidir sin dilaciones su futuro”.
El texto de carácter “confidencial” fue entregado por la Iglesia Católica a los delegados del gobierno de Nicolás Maduro para el diálogo, a los de la alianza Mesa de la Unidad Democrática (MUD), al grupo de ex presidentes que actúa como mediador de estas conversaciones, y al secretario de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), Ernesto Samper.
Parolin manifestó su “dolor y preocupación” sobre lo que ha sucedido hasta ahora desde que se iniciaron las conversaciones el pasado 30 de octubre, y no le “parece alentador”, resaltó
Ese pronunciamiento causó malestar entre altos personajes del régimen y fue criticado públicamente por Diosdado Cabello, el segundo dirigente de importancia en el chavismo, quien instó al Vaticano a no entrometerse en los asuntos de Venezuela.
Durante un acto del partido de gobierno, Cabello fustigó duramente a Parolin recordando que la participación de la Santa Sede en las conversaciones es de carácter de “facilitador”.
“No tienen ningún derecho a veto, a hacer propuestas ni a tratar de inclinar hacia el sector A o B su posición. Debería ser total y absolutamente objetivo, oyó Pietro Parolin”, dijo al recomendarle que no interfiriera con los asuntos internos de Venezuela.
“Nosotros no nos metemos con los padres acusados de pedofilia”, dijo Cabello.
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Este artículo fue complementado con los servicios cablegráficos de el Nuevo Herald
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