¿La curva del COVID-19 ya se
ha aplanado?
Análisis
escrito por Dr. Joseph MercolaDatos
comprobados
·
14 de
Julio, 2020
HISTORIA EN BREVE
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Los
principales medios de comunicación continúan apostando al inminente aumento de
muertes, a pesar de que se ha aplanado la curva de muertes por COVID-19
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De
acuerdo con el Dr. John Ioannidis, presidente de prevención de enfermedades de
la Universidad de Stanford, la tasa de mortalidad del COVID-19 en las personas
menores de 45 años de edad es "casi nula", mientras que esta cifra es
del 0.05 % y 0.3 % en las personas que tienen entre 45 y 70 de edad
·
El hecho
de que los adultos jóvenes y de mediana edad obtengan un resultado positivo no
significa que habrá un aumento inminente de muertes, ya que el riesgo de muerte
en estos grupos de edad es muy pequeño
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Según
los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, la mortalidad por
COVID-19, que había disminuido durante las últimas 10 semanas, "está en el
umbral epidémico", lo que significa que si disminuye un poco más, ya no
será considerado como una epidemia
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El
aumento de "casos" no significa que haya una mayor propagación de la
enfermedad, sino que hay una mayor propagación de pruebas
Los principales medios
de comunicación continúan apostando al inminente aumento de muertes, a pesar de
que se ha aplanado la curva de muertes por COVID-19. The New York Times publicó unos
artículos el 2 y el 3 de julio de 2020, para advertir que no hay que
emocionarse con la disminución de las tasas de mortalidad, ya que la tendencia
podría cambiar en cualquier momento.
El
título del artículo del 2 de julio dice “Why Virus Deaths Are Down but May Soon
Rise” (La tasa de mortalidad ha disminuido, pero podría dispararse). El
artículo continúa afirmando que "las tendencias del coronavirus en los
Estados Unidos son bastante oscuras en este momento", con base en las
cifras de casos en aumento, lo que significa un aumento de resultados
positivos, pero no de hospitalizaciones o personas con síntomas.
El
artículo atribuye la disminución constante y rápida de las muertes a un mejor
tratamiento médico y al cuidado de las personas mayores, pero advierte que "las
muertes pueden estar a punto de aumentar", porque "las personas
jóvenes y de mediana edad están actuando como si fueran vulnerables" y han
aumentado sus actividades sociales.
"Esta
mayor actividad social ha provocado un aumento de casos en las últimas tres
semanas, lo que a su vez podría generar un aumento de muertes", según The New York Times, y añade lo
siguiente:
"Con
una mayor cantidad de pruebas, es posible que los datos de mortalidad retrasen
los datos de los casos cerca de un mes. (En un caso fatal, la muerte se produce
entre tres y cinco semanas después de que se contrae el virus.)
Si
eso es correcto, las muertes por coronavirus pueden comenzar a aumentar de
nuevo en cualquier momento".
Sin
embargo, esto ignora la información que demuestra que la tasa de mortalidad del
COVID-19 para las personas con menos de 45 años de edad es "casi
nula", mientras que esta cifra es del 0.05 % y 0.3 % para las personas que
tienen entre 45 y 70 de edad.
La
mortalidad por COVID-19 —que había disminuido durante las últimas 10 semanas—
está en el umbral epidémico, lo que significa que, si disminuye un poco más, ya
no será considerado como una 'epidemia'.
Es
decir, el hecho de que los adultos jóvenes y de mediana edad obtengan un
resultado positivo no significa que habrá un aumento inminente de muertes, ya
que el riesgo de muerte en estos grupos de edad es muy pequeño En todo caso,
parece mostrar que se está desarrollando la inmunidad de grupo que ayudará a
proteger a las personas más vulnerables.
¿Ya no hay por qué alarmarse?
Las
cifras indicadas anteriormente fueron citadas por el Dr. John Ioannidis,
presidente de prevención de enfermedades de la Universidad de Stanford y
epidemiólogo que ha ganado popularidad al exponer la mala ciencia, ya que en
una entrevista con la cadena de noticias Greek Report el 27 de junio del 2020,
criticó los cierres de emergencia globales, al
decir que se implementaron según los modelos defectuosos y datos poco
confiables.
"Una
tasa de mortalidad del 0.05 % al 1 % es un rango razonable, con una media de
aproximadamente el 0.25 %", Ioannidis explicó para Greek Reporter.
“La
tasa de mortalidad depende mucho de la distribución por edad, de las personas
infectadas y de la manera en que se atiende. La tasa de mortalidad es casi del
0 % para las personas con menos de 45 años de edad. Mientras que es probable
que la tasa de mortalidad para las personas de 45 a 70 años de edad sea de
0.05-0.3 %.
Para
las personas entre los 70 y 85 años de edad, esto aumenta hasta el 1 % o más.
Para las personas mayores con múltiples problemas de salud en hogares de
ancianos, esta cifra puede aumentar hasta un 25 % durante brotes importantes en
estas instalaciones."
Cuando
se le preguntó si los casos habían disminuido en los Estados Unidos, y que
ningún sistema de atención médica se había visto saturado por completo,
Ioannidis respondió lo siguiente:
“Las
predicciones sobre la mayoría de los modelos matemáticos en términos de cuántas
camas en el hospital y cuántas camas en la UCI se necesitarían fueron
incorrectas.
De
hecho, en los Estados Unidos, ningún sistema de salud sobrepaso su capacidad,
aunque varios hospitales tenían un gran número de casos. Por el contrario, el
sistema de salud sufrió graves daños en muchos lugares por las medidas tomadas.
Ya
se han producido importantes consecuencias en el ámbito económico, social y
psicológico. Espero que se puedan revertir, y esto depende de si podemos evitar
la prolongación del distanciamiento social y lidiar con el COVID-19 de manera
inteligente y con precisión de riesgo, en lugar que clausurar todo sin
pensarlo.
Espero
que los encargados de formular políticas analicen el panorama general de todos
los problemas y no solo la poca e importante evidencia que menciona el
COVID-19”.
El COVID-19 está cerca del umbral epidémico
Asimismo,
los medios de comunicación ignoran las recientes declaraciones de los Centros
para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC, por
sus siglas en inglés) que explican que la mortalidad por COVID-19 —que había
disminuido durante las últimas 10 semanas— “está en el umbral epidémico”, lo
que significa que, si disminuye un poco más, ya no será considerado como una
‘epidemia’.
También ha reducido el
porcentaje de visitas al médico por enfermedades similares a la influenza (ILI)
de todos los grupos etarios por debajo del punto de referencia del 2019-2020,
tal como se observa en el siguiente gráfico de los CDC, publicado el 3 de julio
de 2020.
El siguiente gráfico
demuestra el porcentaje de visitas a los departamentos de emergencias,
relacionadas con la sospecha de enfermedad similar a ILV y COVID-19 (CLI).
Aunque han aumentado ligeramente las visitas a la sala de emergencias por casos
sospechosos de COVID-19, no es un aumento extremo.
La
verdad sobre el aumento de casos de COVID-19
El video está disponible solo en
inglés
El
video anterior explica por qué el aumento de los "casos" de COVID-19
es, en el mejor de los casos, engañoso y no una medida confiable para una
amenaza de salud pública. Presenta una descripción histórica de lo que sucedió
durante la pandemia de gripe porcina en el 2009 y cómo es similar a la pandemia
del COVID-19.
En
resumen, el miedo a una nueva enfermedad (la gripe porcina pandémica) provocó
un aumento dramático en las pruebas, lo que hace que parezca una amenaza
importante ya que muchas personas obtuvieron un resultado positivo.
Sin
embargo, la cifra de muertos fue insignificante. Está sucediendo lo mismo. La
disponibilidad repentina de pruebas y las pruebas generalizadas de personas que
no desarrollan síntomas son dos factores que están impulsando el número de
pruebas positivas.
Dicho
de otra manera. El aumento de "casos" no significa que haya una mayor
propagación de la enfermedad, sino una mayor propagación de pruebas. Cuando no
existe una prueba para la infección, no es posible contabilizar los casos
positivos. Por lo tanto, parecía que no había casos de COVID-19 en enero del
2020.
El
aumento repentino de casos en febrero se relaciona con los kits de prueba de
los CDC. Una vez que se agotaron dichos kits de prueba, el número de "casos"
se detuvo de nuevo.
Luego,
una vez que los kits de prueba estuvieron disponibles de nuevo a principios de
abril, la cantidad de casos aumento, como era de esperar. Pero, esto no
significa que la enfermedad se estaba extendiendo como un incendio forestal.
Es
probable que la infección haya estado circulando por todas partes y que
numerosas personas ya hayan estado infectadas, experimentando unos cuantos
síntomas. La única diferencia es que los kits de prueba estuvieron disponibles
y cantidades masivas de personas, estaban siendo evaluadas ya sea que tuvieran
síntomas o no.
Aumento de pruebas y ‘casos’
En
resumen, los gráficos que demuestran los "casos" solo ilustran la
disponibilidad de las pruebas. Incluso esto es una simplificación y no es
exacto, y existe más de una razón para ello. Durante la tercera semana de mayo,
los CDC admitieron que habían combinado los resultados de las pruebas virales y
de anticuerpos en los resultados nacionales.
Esto
ofrece una imagen poco exacta, ya que las dos pruebas describen cosas
diferentes. Se supone que la prueba viral identifica las infecciones activas
(sin importar si hay síntomas o no), mientras que la prueba de anticuerpos
explica si una persona ha estado expuesta al virus en el pasado y lo combatió
al desarrollar anticuerpos. Por lo tanto, una prueba de anticuerpos no debe
contarse como una infección activa o "caso" activo.
Algunos
datos también sugieren que los resultados positivos han disminuido a pesar que
las pruebas incrementaron. Esto podría indicar que las personas que están
siendo analizadas para detectar una infección activa ya han combatido el virus
y tienen anticuerpos O podría ser una señal de mayor inmunidad colectiva.
Por
desgracia, se han manejado muy mal los datos de prueba del COVID-19, mientras
que la forma en que se compilan los datos ha cambiado tantas veces que es
prácticamente incoherente. Al parecer, la calidad y fiabilidad de las pruebas,
tanto virales como de anticuerpos, es menos que excelente.
Los
CDC han admitido que la exposición previa a los coronavirus responsables del
resfriado común puede arrojar un resultado positivo de anticuerpos de COVID-19,
mientras que, durante una sesión informativa del Equipo de Respuesta de la Casa
Blanca en abril, el Dr. Birx explicó que las pruebas del COVID-19 "no son
totalmente sensibles o específicas", y que cuando la prevalencia es menor,
la tasa de falsos positivos es mayor.
"Si
el 1 % de la población está infectada y la prueba tiene una tasa de eficacia
del 99 %, eso significa que, al encontrar un resultado positivo, el 50 % será
positivo y el 50 % no lo será”, dijo Birx. Es decir, si la prevalencia de la
infección en la comunidad es del 1 %, cerca de la mitad de todas las pruebas
serán falsos positivos.
Solo
cuando aumenta la tasa general de infección, la prueba viral se vuelve cada vez
más confiable. Quizás por esta razón algunos de los datos sugieren que el
número de pruebas positivas está disminuyendo incluso cuando las pruebas
continúan aumentando.
¿Qué pasó con los informes del número de muertos?
Como
recordará, los medios se enfocaron en el número de muertos y hospitalizaciones.
Muchas noticias diarias proporcionaban la cantidad de casos graves y muertes.
Se
utilizaron estas estadísticas para justificar el distanciamiento social y
evitar que los hospitales se saturaran. Ahora no se sabe casi nada sobre
hospitalizaciones o muertes.
Se
trata de la creciente cantidad de "casos", lo cual es de esperar
cuando se analiza a una población en la que el virus ya ha infectado a la
mayoría. Pero eso no significa que representa una amenaza, ya que las muertes
continúan disminuyendo.
Parece
que muchos no están dispuestos a aceptar las buenas noticias y permitir que la
población regrese a la normalidad.
En
cambio, el "aumento de casos", en especial entre los grupos de edad
de bajo riesgo, se está utilizando para justificar las órdenes de
distanciamiento social, a pesar de que los hospitales no corren el riesgo de
saturarse, ya que la gran mayoría de estos casos no desarrollan síntomas y no
necesitan atención médica.
En
su edición del 13 de abril de 2020, la revista alemana Blauer Bote enumera algunas
opiniones de expertos sobre el COVID-19. Entre ellos se encuentra una
declaración de Gerd Bosbach, profesor emérito de estadística, matemática e
investigación económica y social, y autor del libro Lying With Numbers, quien explicó lo
siguiente (traducido del alemán por medio de TranslationLookup.com):
“Al
haber triplicado las pruebas, tuvimos un poco más que el triple de personas con
un resultado positivo. Esta cifra se presentó como el triple de personas
infectadas.
Las
decisiones requieren bases seguras. Esto es lo que se ha descuidado hasta ahora.
La cantidad de personas con pruebas positivas enmascaró la perspectiva de la
cantidad de personas infectadas.
El
estándar del gobierno sobre cuándo deberían eliminar las medidas se basa en un
número aparente de personas infectadas, lo que no está relacionado con la
realidad.
Hay
una confusión en los términos, que en última instancia se explica por qué nos
seguimos refiriendo a personas infectadas en lugar de personas con un resultado
positivo. Las cifras permanecen en la memoria, como la tasa de mortalidad del
3.4 % declarada por la OMS. Y eso crea miedo.
Es
importante que los medios no utilicen el poder de las imágenes para generar
emociones que influyan en nuestras decisiones. Al obtener fotos de ataúdes y
morgues de Italia o fotos de estantes vacíos, es obvio que los efectos exceden
los hechos mencionados".
La inmunidad de grupo podría ser mucho más alta
En
noticias relacionadas, numerosos estudios sugieren que la mayoría de las
personas ya podrían tener inmunidad para combatir el COVID-19, a través de un
mecanismo u otro.
Según
un estudio suizo, los anticuerpos específicos contra el SARS-CoV-2 solo se
encuentran en los casos más graves, en 1 de cada 5. Eso sugiere que el COVID-19
puede ser cinco veces más frecuente de lo que se sospecha. Esto también
significa que puede ser cinco veces menos mortal de lo previsto. Según los
autores:
"Cuando
se trata de una persona que no desarrolla síntomas, el COVID-19 puede variar de
una enfermedad leve como la gripe en casi el 81 %, hasta una enfermedad grave y
crítica entre el 5 y el 14 % de las personas afectadas".
Aunque
las personas que habían estado expuestas al COVID-19 tenían anticuerpos de
inmunoglobulina A (IgA) específicos del SARS-CoV-2 en su mucosa, no había
anticuerpos específicos del virus en su sangre.
El
IgA es un anticuerpo que desempeña un papel importante en la función
inmunológica de las membranas mucosas, mientras que el IgG es el anticuerpo más
común que protege contra las infecciones bacterianas y virales y se encuentra
en la sangre y otros fluidos corporales. Según los autores:
“Al
igual que con otros coronavirus, la enfermedad sintomática del SARS-CoV-2 causa
una infección aguda al activar el sistema inmunológico innato y adaptativo. El
primero causa la liberación de varias citocinas proinflamatorias, incluyendo la
interleucina-6 …
Posteriormente,
se activan las células B y T, lo que activa la producción de anticuerpos
específicos contra el SARS-CoV-2, que comprenden la inmunoglobulina M (IgM),
inmunoglobulina A (IgA) e inmunoglobulina G (IgG).
Mientras
que la producción de IgM específica de coronavirus es transitoria y conduce al
cambio de isotipo a IgA e IgG, estos últimos subtipos de anticuerpos pueden
persistir durante períodos prolongados en el suero y en los fluidos nasales.
Aun se sigue debatiendo si los anticuerpos IgG específicos de SARS-CoV-2 se
relacionan con el control del virus”.
La mayoría de las personas parecen ser resistentes al
COVID-19
Otro
estudio publicado en la revista Cell encontró
que el 70 % de las muestras de personas que se habían recuperado de casos leves
tenían resistencia al SARS-CoV-2 a nivel de células T. De forma curiosa, del 40
% al 60 % de las personas que no habían estado expuestas al SARS-CoV-2 eran
resistentes al virus a nivel de células T.
Según
los autores, esto sugiere que hay un "reconocimiento de células T con
reactividad cruzada entre coronavirus circulantes como 'resfriado común' y
SARS-CoV-2". Es decir, si se ha recuperado de un resfriado común causado por
un coronavirus particular, su inmunidad humoral podría activarse cuando se
encuentre con el SARS-CoV-2, lo que lo hará resistente al COVID-19.
El
14 de mayo de 2020, la revista Science informó
sobre estos hallazgos de la revista Cell,
y trazó paralelos con otro artículo anterior de investigadores alemanes que
llegó a una conclusión similar.
Ese
documento alemán, cuya preimpresión se publicó el 22 de abril de 2020 en el
sitio web Medrxiv, encontró células T auxiliares que se dirigían a la proteína
Spike del SARS-CoV-2 en 15 de 18 personas hospitalizadas por COVID-19.
Otro
estudio por investigadores en Singapur, encontró que los resfriados comunes
causados por los betacoronavirus OC43 y HKU1 podrían hacerlo más resistente a
la infección por SARS-CoV-2, y que la inmunidad resultante podría durar hasta
17 años.
Los
autores sugieren que, si ha vencido un resfriado común causado por un
betacoronavirus OC43 o HKU1 en el pasado, podría tener una probabilidad del 50
% de tener células T defensivas que puedan reconocer y defenderlo contra el
SARS-CoV-2.
El 81 % de las personas no expuestas podría tener resistencia
al SARS-CoV-2
El 1
de julio de 2020, la revista Reason compartió
dos estudios que hablan sobre la inmunidad del grupo. Estos incluyen un estudio
sueco, que encontró que el "SARS-CoV-2 provoca respuestas robustas de
células T similares a las observadas en el contexto de las vacunas exitosas, lo
que sugiere que la exposición natural o la infección pueden prevenir episodios
recurrentes de COVID-19 grave en personas seronegativas".
Del
mismo modo, un estudio alemán concluyó lo siguiente:
“Los
epítopos de células T específicos del SARS-CoV-2 permitieron la detección de la
inmunidad de las células T post-infecciosas, incluso en personas convalecientes
seronegativas.
Los
epítopos de células T SARS-CoV-2 de reacción cruzada revelaron respuestas de
células T preexistentes en el 81 % de las personas no expuestas, mientras que
la validación de la similitud con los coronavirus humanos del resfriado común
ofreció una base funcional de inmunidad heteróloga postulada en la infección
por SARS-CoV-2”.
El objetivo de aplanar la curva fue una pérdida de tiempo
Hasta
ahora, los esfuerzos para frenar la infección por COVID-19 han demostrado ser
poco adecuados.
La
evidencia demuestra que la enfermedad se propaga en interiores, lo que plantea
preguntas sobre la eficacia de las medidas que ordenaron el cierre de parques y
playas, en especial durante el verano. Según lo informado por The Baltimore
Sun, los científicos están considerando usar luz ultravioleta para erradicar el SARS-CoV-2 en el aire
interior. Ese efecto se obtiene gratis.
Como
lo discutí en mi entrevista con Denis Rancourt, la mortalidad por todas las
causas no es diferente a la de años anteriores. Se han atribuido muchas otras
muertes al COVID-19, lo que genera un aumento elevado de muertes, pero en
realidad no cambia de los años anteriores cuando se observa el área debajo de
la curva.
El
American Institute for Economic Research explicó algo similar. En abril del
2020, se refirieron a la pandemia como "Una historia de horror
estadístico" que resultó en "medidas que afectan la economía",
que:
"habría
sido un escándalo, incluso si las suposiciones no estuvieran muy equivocadas.
Aplanar la curva siempre fue una tontería que amplifico el daño.
Las
últimas cifras sobre las tasas de mortalidad por todas las causas no muestran
ningún aumento en lo absoluto. Las muertes son más bajas que en 2019, 2018,
2017, 2015, y un poco más altas que en 2016. Cualquier sesgo alcista se imparte
por el crecimiento de la población.
Ahora,
al escribir un libro sobre la crisis con el autor del libro de la lista best
seller, Jay Richards, el [estadístico William] Briggs concluye: 'Dado que las
muertes por neumonía han aumentado, pero todas las muertes han disminuido, debe
significar que las personas mueren por otras causas a tasas más pequeñas de lo
habitual’. Las muertes por otras causas solo se atribuyen al coronavirus.
Como
es habitual, las muertes comenzaron a disminuir en enero. Es un patrón anual.
Es posible encontrar información sobre esto. Desde que comenzó el
distanciamiento social a mediados de marzo, los políticos no pueden afirmar que
sus medidas estén relacionadas con la menor tasa de mortalidad.
Un
estudio global publicado en Israel por el profesor Isaac Ben-Israel, presidente
de la Agencia Espacial Israelí y el Consejo de Investigación y Development,
demuestra que "la propagación del coronavirus disminuye a casi cero
después de 70 días, sin importar el lugar y las medidas que impongan los
gobiernos para tratar de detenerlo".
De
hecho, al impedir la inmunidad colectiva, en especial entre los estudiantes y
otros jóvenes que no son susceptibles, prolongamos y empeoramos el problema
médico debido al distanciamiento social en los Estados Unidos. Como concluye
Briggs, ‘las personas tienen que salir a exponerse al sol, que tiene la
capacidad de matar el virus y, también al aire germicida’".
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