lunes, 8 de septiembre de 2014

Las Verdades de Miguel - Edición N° 500

Miguel Salazar

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Mi comentario de la semana
A Nicolás Maduro. Estoy condenado a ser un aguafiestas. Sus cambios en el tren de Gobierno, más que cambios son enroques que no llenan las expectativas del pueblo. Se nota muchísimo la existencia y el poder de las fracciones; sin embargo, usted está obligado, por encima de propios y extraños, a marcar el rumbo del país. O gobierna o se va; no hay otra opción. Usted debe cumplir con el papel de timonel que se le asignó la noche del 14 de abril de 2013. Digo esto porque cuando nos iniciamos hace más de 10 años como semanario, las voces agoreras pronosticaron que tan sólo llegaríamos cuando más a 5 ediciones, pues bien, a Dios gracias hemos arribado a la número 500. Algo parecido ha pasado con usted; cuando tan pronto ganó las elecciones, se creó una matriz que no le daba chance de llegar como primer mandatarioa 2015. Pues bien, va a concluir 2014 y usted ahí, bateado a placer, pero se mantiene en la lomita sin que se observe movimiento en el bullpen, aunque tengo la seguridad de que los conspiradores están en su propio dogout. En su equipo hay interesados en hacerlo aparecer errático y desprovisto de carácter. Reviso la historia y encuentro semejanzas entre el mandato de Rómulo Gallegos y el suyo. Gallegos tenía en Acción Democrática un partido anarquizado; en el PSUV, usted tiene un partido fraccionado y en peores condiciones que las enfrentadas por Gallegos con la AD de entonces.
Con usted ocurre lo que le ha pasado a  todos los anteriores inquilinos de Miraflores; ellos han sido expresión de una anatema que conlleva al desconocimiento de la realidad nacional. Se trata de un mundo de modelos desfigurados que afianzan una visión equivocada del acontecer nacional. Esos mandatarios sucumbieron ante los aduladores prestos siempre a fortalecer su engreimiento. Usted, camarada, no es ajeno a esa influencia perniciosa. Cuando comenzó su gobierno, yo suponía que vería nuevas caras, necesarias para oxigenar la revolución venezolana; no obstante, no se sabe quién lo convenció de que usted no era Nicolás Maduro, sino “el hijo de Chávez”; No hay manera de imaginármelo hechizado por un ánima que le indica cual camino debe recorrer; sin embargo, bajo ese hechizo, usted inició una ruta, por lo irreal, escabrosa, siguiendo las pautas de un legado que debe estar contenido en algún video perdido en quién sabe dónde. Para colmo de males, ahora ratifica un tren ministerial no apto para la responsabilidad que la circunstancia histórica reclama.
Se trata de un equipo (con sus excepciones) conformado con figuras muy jóvenes, además sin la capacidad y experiencia. Eso es muy grave porque sabemos que ambas son condiciones necesarias para desempeñar con éxito las difíciles tareas que se debe cumplir en el ejercicio de un cargo. Digamos que la juventud de su gobierno ha resultado un arma de doble filo y es una de las razones de la improvisación sobresaliente en todos los actos de su gestión. Tenemos el caso que materias tan importantes como la salud y la educación, han sido dejadas en manos inexpertas y hasta torpes a la hora de ejecutar las políticas que se supone deberían afianzar la revolución.
Compañero Presidente, son muy pocos los países del mundo que cuentan con un ingreso anual de 80 mil millones de dólares y nosotros contamos con ese privilegio; sin embargo, los adversarios lo advierten como una circunstancia fortuita. Entretanto, cuando se refieren a la súbita baja de las reservas no dicen que éstas han mermado para poder sostener una inversión multimillonaria de dólares anuales en la Misión Vivienda, así pagando una deuda social que estamos obligados a subsanar; sólo que se cometió el desliz de hacer ver la entrega de una vivienda como una expresión de gratuidad. Esta equivocación que responde a una óptica más que paternalista, contrarrevolucionaria, ha venido conformando una conducta distorsionada frente al gasto social.
Creo que ha llegado el momento de que usted asuma la responsabilidad de los errores cometidos, inclusive aquellos en los que haya incurrido su antecesor. No olvide que como usted y yo, Chávez fue un mortal y forzado por esa misma condición pudo haberse equivocado. Las misiones conformaron una manera de confrontar una emergencia, pero ya era hora de ir sistematizando sus logros para darle paso a la estructura que sostenga al proyecto revolucionario. La educación no tenía por qué quedarse en la razón propagandística de acabar con el analfabetismo, porque si por educación es, nuestro pueblo sigue estando en un nivel de analfabetismo funcional.
No se deje llevar por quienes demagógicamente proponen las comunas como una nueva forma política. Ese concepto hay que estudiarlo bien, de manera de diseñar una propuesta adaptada a nuestras necesidades de solidaridad y justicia. No olvide que las comunas ni siquiera en China han tenido éxito. En ese país que ahora se presenta en números como el fenómeno económico del siglo, el proletariado convive en medio de estrictas condiciones de precariedad, sin la esperanza de disfrutar la conquista de una calidad de vida por la que murió mucha gente al parecer inútilmente por los resultados alcanzados, porque se concluyó en unas mejoras ahora reservadas para una élite partidista que le ha dado un carácter imperial a la China Popular.
Nuestras relaciones internacionales han perdido su carácter estratégico.Recientemente, tras los hechos violentos generados en febrero y marzo pasado, mientras en el mundo los medios de comunicación nos confundían con Ucrania, no hubo un solo embajador nuestro que les saliera al paso. En el planeta estamos aislados simplemente porque tenemos una Cancillería con una mayoría diplomática escandalosamente aburguesada.
Compañero Presidente, usted debe revisar cuánto de conveniente tiene el control de cambio. Llevados por una ignorancia visceral, los recalcitrantes dicen que ese control evita la fuga de capitales. Sepa usted que en este mundo globalizado, las instituciones financieras internacionales, cuidándose del lavado de dinero y en atención a la legitimación de capitales, exigen información acerca del movimiento monetario de sus clientes. Si se quiere evitar la fuga de capitales, el control debe enfocarse drásticamente hacia la banca. Sé que no es fácil, pero tal como funciona hoy, el control de cambio ha sido favorable para los inescrupulosos que se llevan los dólares disfrazados en importaciones de bienes de consumo, o en el peor de los casos esos dólares son desviados hacia el mercado paralelo (en realidad mercado negro). Todos sabemos que esas operaciones son exclusivas de los corruptos engendrados en el propio seno financiero del Gobierno.
Camarada Presidente, la verdad nos arrolla, llamemos las cosas por su nombre, a usted le ha tocado asumir la conducción de un proceso profundamente marcado por las distorsiones y debe, en consecuencia, implementar y ejecutar los correctivos. En este país todo el mundo sabe dónde están los ladrones. No se necesita de mucho esfuerzo para detectarlos. Por todo ello, se requiere el rescate de la inteligencia y sus pesquisas; a ese sector hay que devolverle su verdadera función, porque si no, todo estará perdido.
Se habla y sentimos a diario la inseguridad. Otra vez, todos sabemos donde están las razones para que ella sea el pan de cada día. Por más que lo maquillemos con la Misión Barrio Tricolor y la Gran Misión Hijos de Venezuela, el rancho permanece, afianzando la conducta marginal. Si no erradicamos ambos absurdos, será muy poco lo que se pueda hacer en contra de la inseguridad. Por otra parte, el problema penitenciario debe ser asumido con valentía. No puede ser que sean los delincuentes “diplomados” como “privados de libertad” quienes dicten las pautas para la política carcelaria.
Compañero Presidente, este gobierno, nuestro gobierno, su gobierno, no puede aceptar la tortura. Hay serias denuncias acerca de los suplicios aplicados en determinadas prisiones por algunos cancerberos. De ser cierto lo denunciado, me parece una situación dolorosa y grave, porque si así ocurre entonces la necesidad de mantener a raya a los violentos (acto legítimo por demás), será una finalidad deformada.
Hace cierto tiempo, uno de esos adulantes que tanto abundan por acá, aseguraba que éramos el país con mayor índice de felicidad en América Latina y uno de los primeros del mundo entero. Vendrá una rebelión popular y entonces se dirá ¡Qué raro, si teníamos todo para ser felices! Pues bien, particularmente pienso que tenemos muy poco para poder serlo… con los problemas que nos agobian no tenemos por qué ser felices.
Camarada Presidente, la consigna de “¡Seremos un país potencia!”, expresada por el comandante frecuentemente con acento bíblico, hoy se exhibe como una promesa descorazonada. Me atrevo a pensar que si Chávez, en vez de morir de cáncer, hubiera perdurado, tal vez hoy, al percatarse de lo que ocurre, se habría reventado de la risa ante su delirio.
Apreciado compañero, estas reflexiones no vienen de un enemigo, no me tenga como tal. Para nada soy pro-imperialistaNo porque yo tenga una apreciación distinta a la suya, soy tal cosa. No soy ni golpista ni fascista. Es hora de que los errores cometidos dejen de achacarse al pasado.No se puede seguir echando mano a la ignorancia de las masas para ganar su simpatía.
Si el proceso revolucionario fracasa, lo triste sería que termináramos como víctimas de un gobierno criminal. Es necesario que todas estas cosas se aclaren, no quiero darle la razón a quienes piensan que este, nuestro gobierno, es el peor Gobierno que ha tenido nuestra historia republicana. Le confieso igual que no quisiera ser eliminado por los fascistas cuando no tengo otra arma diferente a mi pluma, y sobre todo porque tras el camino recorrido, llegado el caso, no voy a tomar la resolución de cambiar mi vida, congraciándome con el enemigo para sólo vivir unos años de más. Atentamente, su camarada y amigo Miguel Salazar

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