Escrito el 24 enero 2007 por Rafael Pampillón
en Diccionario de Economía
Un free rider es
una persona que recibe un beneficio por utilizar un bien o un servicio pero evita
pagar por él. De ahí, que los ingleses le denominen también “viajero sin
billete”. En una estructura de interacción colectiva los free riders son
aquellos jugadores o actores que bajo diversas circunstancias, se ven
beneficiados por las acciones de los demás, sin ellos mismos cargar con el
coste de esas acciones. En economía pública un free rider es aquel individuo
que tiene interés en beneficiarse de un bien público, el ejército, la policía,
el alumbrado público, pero no está dispuesto a pagar por él.
Los bienes público
se definen como aquellos bienes en que nadie puede quedar excluido.
Precisamente y debido a esta propiedad de no exclusión, los bienes públicos
generan el problema del free rider. Para evitar la existencia free-riders y los
agravios comparativos que generan el que unos paguen (por ejemplo el cuerpo
diplomático) y otros no, los bienes públicos deben ser siempre provistos por el
gobierno ¿por qué? Porque de un bien público nadie puede quedar excluido y si
el gobierno no provee ese bien, el mercado no lo produciría o, si lo hiciera,
sería a niveles sub-óptimos.
Es decir, la
existencia de free riders hace que la provisión privada de un bien público sea
ineficiente por que al no haber suficientes “pagadores voluntarios” los
productores no podrían continuar ofreciéndolo. Por tanto la existencia de free
riders hace que la provisión privada origine una provisión subóptima del bien
público.
Si trasladamos
esta dinámica al caso particular de la evasión impositiva, tendremos una
situación de free rider cuando los evasores se aprovechen de los servicios y
bienes públicos financiados por los que efectivamente cumplen con sus
obligaciones tributarias (pagan sus impuestos). Aunque la calidad de los
servicios (autobús urbano) se deteriore por el incumplimiento de los free
riders (que por definición no pagan billete), para éstos el resultado final no
es ineficiente porque el perjuicio que les genera el deterioro del servicio
público (autobús urbano), casi con seguridad no muy significativo, es menor que
el beneficio que obtienen evadiendo el pago de la tarifa. Posiblemente puedas
encontrar una explicación mejor en Gregory Mankiw. Principios de Economía, 3ª
edición. Edit.: Mc Graw Hill. Capítulo 11 “Los bienes públicos y los recursos
comunes”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario